miércoles, 12 de agosto de 2009

ORIENTACIÓN PARA DESARROLLAR LA AUTOESTIMA DEL NIÑO

Una de las necesidades básicas es sentirse bien con uno mismo. La manera como uno se siente bien consigo mismo se fija desde la niñez y se llama autoestima. Para llegar a la satisfac­ción personal y a un buen gozo de la vida, se necesita tener una alta autoestima y esto solo es posible si uno se acepta a sí mismo con las fallas y defectos que se pueden tener.
El mejor regalo que un padre puede dar a un niño, es ayudar­lo a tener una alta autoestima, de esta manera, estaremos ayudan­do a nuestros hijos a tener confianza en lo que pueden hacer, a estar deseosos de aprender nuevas cosas día a día, a tener una vida social aceptable y satisfactoria y sobre todo a poder dis­frutar de lo que hace. En cambio, cuando la autoestima es baja, el niño no logra desenvolverse adecuadamente en ningún medio que se le presente, no es capaz de disfrutar de sus actividades, se comienza a desarrollar en él un sentimiento de inferioridad que en un futuro desquitará únicamente criticando a los demás. El niño con una baja autoestima se vuelve sensible, preocupado por lo que los demás piensan de él y pierde todo interés en sus ocupaciones.
Como padres y adultos debemos saber que existen ciertas situaciones que ayudan al niño a sentirse bien:Aceptación,Respeto,Límites,Apoyo.
Lo principal es la ACEPTACIÓN de los padres hacia el niño, tal y como es, con sus cualidades y defectos. El niño va crecien­do, y la imagen que tiene de su persona, se va formando de lo que dicen de él y de cómo lo tratan las personas que lo rodean. Si lo tratan bien, entonces siente que puede ser una persona valiosa; en cambio, si se le hace ver, por ejemplo: que es un inútil, feo o que estorba, entonces crecerá con la idea de que es una persona que no merece nada y que no es importante para los demás.La aceptación del niño se expresa, teniendo interés en sus cosas, preocupándose por su bienestar físico y emocional, parti­cipando en sus actividades y apoyándolo para resolver sus proble­mas. Generalmente lo niños que se sienten menos es porque se les hace ver con mayor claridad sus defectos que sus cualidades. Algunos pueden hacer largas listas de sus defectos pero no de las cualidades que tienen. Para que un niño se sienta bien con él mismo necesita aceptar lo bueno y lo malo que tiene.Los niños que tienen algunas dificultades en la escuela o cierta desventaja frente a sus compañeros o hermanos, especial­mente necesita el aprecio y el reconocimiento de padres y maes­tros. Necesita saber que además de su desventaja, tiene algo que puede agradar a los demás; como una sonrisa bonita, habilidad para correr, para arreglar algo, etc. El niño puede no saberlo, o no darle importancia hasta que alguien de fuera se lo hace ver.A pesar de lo anterior, la aceptación no quiere decir que los padres acepten todo lo que el niño hace, sino que lo entien­den como una persona que tiene que ir aprendiendo como compor­tarse y reaccionar ante diversas situaciones. Una buena manera de hacerle sentir al niño que es aceptado, es escucharlo. Cuando se está con él, aprender cuáles son sus ideas, sus intereses, compar­tir con él un trabajo o un juego. Cuando los padres trabajan o están muy ocupados, pueden hacer junto con sus hijos la cena, poner la mesa, salir de compras, arreglar la casa, etc. haciendo participar al niño en sus actividades.Si los niños se sienten aceptados en la familia y en la escuela, posteriormente les será más fácil convertirse en miem­bros importantes de su comunidad o de otros grupos sociales.La segunda característica para formar los sentimientos de autoestima es el RESPETO. Cuando los adultos les gritan a los niños, se burlan de ellos o los callan diciéndoles que no saben de lo que hablan, los pequeños pueden reaccionar pegándoles a otros niños, discutiéndose o volviéndose tímidos. A lo largo de la vida les parecerá natural que otras personas los traten de la manera en que fueron tratados.Se ha visto que la mejor manera de cambiar la mala conducta de los niños y la baja autoestima, es modificar "la manera en que se les trata. Cuando los padres o adultos que rodean al niño muestran más respeto, interés y preocupación hacia ellos, auto­máticamente cambian la manera en la que se sienten. Si el niño siente ese respeto, ya no tendrá necesidad de pelear por su lugar.Si los padres están seguros y tienen confianza en lo que exigen, podrán oír y comunicarse con los niños, oír sus puntos de vista si no están de acuerdo, aunque no necesariamente tengan que hacer lo que ellos les piden. Esto ayudará a crear relaciones más cercanas y le ayudará al niño a aprender cómo formar parte de un grupo y a hacerse escuchar.La tercera condición para formar la autoestima son los LIMITES. Esto es, lo que para los padres está permitido y acepta­do y lo que no. Los límites son importantes para el niño porque sirven de guía para saber lo que se espera de él. Si puede saber lo que sucede si obedece o desobedece las reglas, se sentirá más seguro. Sin los límites no tiene forma de saber si está actuando bien o no.Los límites deben de ser claros, es decir, definir lo que se espera y cómo se espera que se cumpla; también las sanciones en caso de que no se haga lo que se especificó. Los padres deben de poner las reglas que se cumplan, explicándolas abiertamente.Ya que los niños tienden a probar los límites, es inevitable que estos se vayan modificando a lo largo del tiempo. Los límites que son poco claros deben de ser muy bien explicados o elimi­narse. Cuando hay dos padres en el hogar, debe de haber acuerdo en las reglas y en las recompensas o castigos que serán conse­cuencias de las mismas. Si sólo un padre exige, los niños apren­den a evitar el castigo preguntando al otro padre si está de acuerdo. Cuando solo existe un padre en el hogar, esto puede ser difícil, pero el niño saldrá ganando si las diferentes personas que estén cuidándolo pueden llegar a un acuerdo sobre las reglas que van a poner.Para fijar las reglas sin necesidad de amenazas o castigos, pueden establecerse rutinas como la hora de levantarse, acos­tarse, días para salir a pasear, horas dedicadas a hacer la tarea, etc. y utilizar las consecuencias naturales para corregir una falta, como por ejemplo: la consecuencia natural de tirar un refresco es limpiar.La manera en que se le pide que cumpla las reglas es muy importante, se hace con cariño y firmeza, el niño reaccionará con agrado; en cambio si se hace en forma demasiado dura y sin cari­ño, tratará de no obedecer.Cuando existan cambios en las reglas o en las rutinas del niño, si se le proporciona suficiente información, se podrán evitar muchos temores y miedos innecesarios. Esto por ejemplo: en el caso de un cambio rápido de escuela o de casa, cambios en la situación familiar como el divorcio de los padres, la enfermedad de uno de los miembros de la familia, cambios de maestros, etc.Estas situaciones siempre inquietan a los niños pero las expli­caciones sobre lo que va a ocurrir y los cambios que habrán, los ayudan a reaccionar, a sentirse mejor y a adaptarse, porque entonces pueden entender la situación que pasa realmente, sin imaginarse además otras cosas terribles que generalmente no suceden.La cuarta característica para la autoestima es el APOYO. Cada niño debe aprender qué es lo que quiere, a tomar sus propias decisiones, a fijarse sus metas y a cumplirlas. Cuando los niños saben lo que quieren hacer, cómo lo van a lograr y lo que les falta para cumplirlo, dirigen todo su esfuerzo hacia esa meta y sienten mucha satisfacción cuando la alcanzan. Esto se logra poco a poco, dejando que el niño vaya escogiendo, por ejemplo, sus útiles, su ropa, sus actividades y conocimientos, sus gustos, etc. Las mismas actividades serán su recompensa y no necesitará del estímulo de otras personas para sentirse bien.Los niños que no saben lo que quieren, como no ven la razón para esforzarse, se pasan aburridos la mayor parte del tiempo y se sienten mal si se les obliga a hacer algo. Igualmente los niños con una baja autoestima, no se esfuerzan por lograr algo ya que su preocupación constante es tratar de no sentirse tan mal.Como el niño es un ser en formación, necesita el apoyo de los adultos. El apoyo es diferente a la sobreprotección ya que cuando ésta se da, los padres le solucionan al niño sus proble­mas, hablando por ellos, inventando pretextos para que no queden mal, justificando constantemente su conducta; así, los niños necesitan cada vez más de una persona para que resuelva sus problemas, quedando en desventaja entre los demás porque no se desenvuelven y no encuentran sus propias respuestas para salir adelante. Esos niños se vuelven irresponsables, se enojan cuando se les manda algo y no son capaces de hacer nada por ellos mis­mos, no siempre es bueno proteger de todos los problemas a los niños.Si usted como padre, quiere que el niño sea capaz de hacer algo y de enfrentar los problemas con confianza, puede ayudarlo no diciéndole lo que tiene que hacer, sino cómo lo puede lograr, como por ejemplo: cómo se puede organizar para estudiar, qué es lo que le puede ayudar en su trabajo, o a quién le puede pregun­tar lo que no sabe. La única forma de aprender algo es haciendo las cosas. si uno le escoge al niño la actividad que va a desar­rollar se sentirá molesto si no le sale bien y le echará la culpa de que fracasó porque lo obligó a hacer algo, en cambio si la actividad la escogió él, encontrará otras formas de hacerlo porque le interesa.Muchos niños se desaniman porque no han podido hacer lo que desean. Se les puede ayudar revisando con ellos lo que han hecho y viendo qué es lo que tiene que hacer para seguir, también mostrando otras posibilidades y haciéndoles sentir que lo pueden lograr. Muchos problemas se resuelven si se van solucionando por partes.En el caso de que lo que deseen sea algo imposible, se les puede hacer ver que sería mejor dedicar su esfuerzo a lograr algo diferente. Una opinión puede hacerlos cambiar en el caso de que se hayan equivocado. Cada vez que el niño tiene logros se siente más seguro, con más confianza y se vuelve más independiente; además volverá a intentar nuevas cosas y su autoestima crecerá. El reconocimiento de los éxitos en la familia y en la escuela, desarrollan el orgullo familiar, escolar y el sentido de perte­nencia a un grupo que se considera valioso.La mejor recompensa para su esfuerzo será ver al niño con­fiado y enfrentándose al mundo sintiéndose bien con el mismo y con deseos para hacer algo en la vida.
Busca la manera de mejorar, añade a esto paciencia y creatividad, .

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