El autismo es caro. Siempre se relaciona con la infancia, pero los niños se convierten en adultos que siguen padeciendo autismo y requiriendo cuidados. Cada caso cuesta unos 3,2 millones de dólares en EEUU. El máximo coste se produce durante la edad adulta del paciente y el 60% del gasto se realiza antes de los 21 años.
Los expertos recomiendan a las familias que planeen los gastos que supone la enfermedad desde el diagnóstico. "Nuestra sociedad gasta 35.000 millones de dólares al año en costes directos (médicos y no médicos) e indirectos en el cuidado de los casos diagnosticados durante toda su vida", sentencia Michael L. Granz, de la Escuela de Salud Pública de Harvard (EEUU). El especialista ha analizado por primera vez el coste que supone el autismo a la sociedad estadounidense.
La revista 'Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine' acaba de publicar el estudio en un número dedicado de forma monográfica al autismo. "Los médicos y demás profesionales relacionados con la atención sanitaria deben recomendar a los padres de niños con autismo que busquen consejo financiero para planear los gastos que supone su situación en función de la edad del niño", resalta el médico. La estimación de 35.000 millones de dólares que gasta al año la sociedad estadounidense en esta enfermedad está calculada a la baja y no incluye los gastos del seguro, la falta de productividad, el coste de los tests genéticos, el coste completo de las terapias alternativas -incluida la dieta- o los gastos que surgen cuando un tratamiento potencialmente peligroso tiene un mal resultado.
Un adulto autista gasta cinco veces más que de niño Cuidar a un autista durante toda su edad adulta supone cinco veces más de lo que cuestan los tres servicios más caros e imprescindibles cuando el autista es un niño: la terapia de comportamiento, los respiros del cuidador y la educación especial. Un estadounidense medio gasta en asuntos médicos alrededor 317.000 dólares durante toda su vida. El 60% del gasto se produce a partir de los 65 años. Sin embargo, las personas con autismo provocan un gasto de 306.000 dólares más. Es decir, gastan prácticamente el doble que un ciudadano sin este trastorno neurológico. En este caso, el 60% de los gastos se producirán antes de los 21 años. El experto alerta del posible desbarajuste en la economía de la sociedad cuando los padres de los niños autistas que pertenecen a la generación del 'baby boom' (los norteamericanos nacidos en las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, periodo que se caracterizó por una fuerte explosión de natalidad) se jubilen, precisamente cuando sus hijos autistas serán adultos jóvenes. En ese momento, los costes de la enfermedad aumentarán, situación que coincide con los bajos o inexistentes ingresos propios de esa etapa de la vida. Además, los problemas económicos serán más notables, dado que no habrán podido ahorrar. Éste es el primer estudio de este tipo.
Los factores que se han tenido en cuenta son limitados, por eso el autor anima a la realización de futuros estudios más rigurosos. "La cuidadosa y sistemática documentación de los costes que ocasiona el autismo en EEUU puede ayudar a mejorar estas estimaciones" , asegura. La importancia del diagnóstico precoz Otro estudio incluido en la misma revista llama la atención sobre un aparente aumento de casos de trastornos del espectro autista. Según explican los autores, "no está claro que este aumento se deba a un incremento real de la prevalencia de la enfermedad sino a que hay un mayor número de diagnósticos, porque hay una mejor identificació n de la enfermedad y la sociedad está más atenta". Lo que sí parece claro es que detectar el autismo lo antes posible es muy positivo porque supone "la oportunidad de prevenir el desarrollo completo de la enfermedad ", señala Geraldine Dawson, de la Universidad de Washington (EEUU) en otro artículo incluido en la revista. Precisamente por ese motivo, parte de la investigación sobre la enfermedad se centra en la búsqueda de biomarcadores que permitan conocer lo antes posible si un niño padece autismo. Además, resalta que las terapias que intervienen en el comportamiento.
"se están volviendo extremadamente sofisticadas y efectivas, por lo menos en un subgrupo de estos pacientes". Estas terapias aplicadas cuando el niño aún es muy pequeño son muy prometedoras "para alterar el desarrollo del cerebro y del comportamiento de los autistas", concluye.
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